UN
SALTO DESDE EL PUENTE
Nunca he saltado desde el puente de
Estambul
pero quisiera hacerlo.
No puedo conformarme con solo pasar bajo
su sombra
mientras todos lo miran arrobados
"Mirad, mirad…, es el puente de Estambul…"
Yo quería un largo viaje y casi lo logré
yo quería distanciarme de los enojos de
mi madre
y de la ausencia de mi padre
huir, escapar, saltar, nadar contra la
corriente
contra las pesadillas de la feroz
adolescencia
que bullía como un río de lava dentro de
mis venas.
Y casi lo logré.
Bastaba con ejecutar un simple rito.
Bastaba con saltar desde el punto máximo
del puente
con los ojos abiertos.
Cuán ingenuos fueron mis propósitos
solo el tiempo lo sabe.
Una y otra vez la imponente presencia del
mismo puente
los mismos miedos de hace veinte años me
a atenazan
sin permitirme ejecutar el salto
prodigioso
un salto que le diera sentido a mi
existencia
a mi vocación de trapecista autodidacto.
Mi madre nuevamente me despide
con un beso en la frente, con su sonrisa
triste
con su bata gastada.
Ella quería que su hijo fuera un
caballero
un hombre de éxito famoso y conocido.
He aquí la importancia de hacer un largo
viaje
un viaje misterioso
hacia un mundo lejano.
Sean falsas mis razones, sea mínima mi
gloria.
Solo crucé el océano como un náufrago
ebrio.
No me atreví a saltar desde el puente de
Estambul
mi madre no pudo sentirse orgullosa de
mí.
¿Qué puedo hacer entonces, sino mirar el
puente
Y ver como los turistas lo señalan con el
dedo
En la tibieza del atardecer?.
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