TARDE DE OTOÑO EN EL PARQUE GORKI
Una tarde otoñal paseaba por el parque
Gorki,
las hojas de los árboles se estremecían
golpeadas
a intervalos por una suave brisa y caían
al suelo formando colchones amarillos.
Me detuve a mirar hacia el lago y sus
aguas mansas
que reflejaban el gris del cielo
encapotado
como era usual en Moscú para es estación.
Un grupo de muchachas habían alquilado
botes
usababan vestidos cortos, reían con inocencia,
y al mirarlas veía como sus ojos
me invitaban a acercarme, entablar
una conversación intrascendente y luego
salir a beber vino Riesling, vino seco y
barato
apropiado para los encuentros fugaces.
Alquilamos un bote, una muchacha y yo,
nos dejamos llevar hasta el centro del
lago
algo entonces pasó, el mundo se detuvo,
el otoño quedó grabado en mi pupila
y sentí algo incomprensible y muy grato
junto a esa muchacha cuyo nombre no puedo
recordar.
O tal vez nunca supe.
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